viernes, 7 de agosto de 2009

Si hubiera sido Ronaldo...

En esta época veraniega, en la que los diarios deportivos viven, casi exclusivamente, del mercado de fichajes y que, por supuesto, no pueden creerse la suerte que han tenido con Florentino Pérez, recopilando en un solo club el álbum Panini, me acordé de una historia de fútbol de hace muchos años. Es una historia de un fichaje, una estrella, que ilusionó durante un breve verano a los aficionados de un pequeño equipo toscano, la Pistoiese, recién ascendida a la Serie A (la primera división italiana), allá por el año 1980.

Luis Silvio Duanello (clase 1960) desembarcaba en Italia en verano de 1980. Fue recibido por un directivo del recién ascendido Pistoiese, equipo con la camiseta naranja. El directivo pregunta al fichaje estrella "¿punta?" (delantero) y Luis Silvio, en portugués, "sí, sí... ponta" (ala, jugador de banda).

Así empieza una historia entrañable, a raíz de la cual la leyenda irá creciendo y adquiriendo tonos y matices surrealistas, hasta 2007. Ese año, el diario italiano La Gazzetta dello Sport logrará entrevistar a Luis Silvio, quien nos aclarará algunas dudas, razonables y creíbles visto el preámbulo.

La leyenda dice que el segundo entrenador de la Pistoiese fue enviado un día a Brasil a ojear al delantero Palinho, del Palmeiras. Sin ninguna razón aparente, el hombre asiste también al Ponte Preta-Comercial. Mira que hay cosas que hacer en Brasil... Pues no. Este señor, muy profesional el hombre, se apunta a este partido cuya trascendencia, siceramente, debe de haber sido igual a cero. Claro, cosas de la vida, Luis Silvio marca los dos goles con los que el Ponte Preta se impone.

La gran pregunta es: si le vio jugar, ¿no se dio cuenta el segundo entrenador de la Pistoiese que Luis Silvio era un jugador de banda? Es aquí que todo se ofusca y nos remitimos a las leyendas oscuras del principio de los tiempos. Y la leyenda dice que ese partido fue organizado para colársela al segundo entrenador de la Pistoiese. Con todo el respeto del mundo por la Pistoiese, me imagino una conspiración a tres bandas entre Palmeiras (propietario de la ficha de Luis Silvio), el Ponte Preta y el Comercial, todo para engañar al segundo entrenador de un equipo que, en Italia, conocerían los que se interesaban al fútbol y, fuera de Italia, ni el tato... Todo por unos 170 millones de liras de la época, menos de 15 millones de pesetas también de entonces.

De todos modos, alguien empieza a dudar. Preguntados por la prensa, los brasileños que jugaban en Italia decían que no tenían ni pajolera idea de quién coño era Luis Silvio Duanello.

Bueno, pues el supuesto fraude tiene éxito. La Pistoiese ficha a Luis Silvio y, seis partidos de liga después de comprobar que su delantero centro es un paquete de dimensiones galácticas, el pobre hombre es apartado del equipo. De hecho, a mitad de temporada, decide, sin permiso, volver a Brasil para regresar a Italia el verano siguiente y pedir el salario mínimo. Creo que ni el billete a Brasil consiguió.

Claro, aquí acabaría la historia, pero no. Es en aquel momento cuando las leyendas urbanas llegan a su apogeo. Luis Silvio era un actor porno. Luis Silvio trabajaba en un bar. Luis Silvio vendía helados en el estadio de la Pistoiese... Luis Silvio era "pizzaiolo" en un restaurante de la zona. En fin, que Luis Silvio ya era de todo menos un jugador de fútbol.

Menos mal, el pobre hombre pudo volver a Brasil y jugar de verdad. De hecho, se transformó en la estrella del San José, equipo de la primera división brasileña. Sin embargo, para los italianos quedará como el mayor paquete futbolístico de la historia del calcio, con la enterna duda de si realmente era un futbolista.

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