viernes, 21 de agosto de 2009

No te rindas (X)

“¡Nos han dado el proyecto!”
Alegría. Tono de alegría.
Silencio.
“Alberto, ¡que nos han dado el proyecto!”
Alegría perpleja, a punto de estrangularse.
“Sí”
¿Afirmación? No tiene sentido. O sí: indiferencia.
“Lo lideraba yo…”
Toma de posición. Dignidad. Importancia. Necesidad de compartir.
“Enhorabuena, Julia”
Cansancio. Tono de cansancio. Cansancio ¿de qué?
“Pues en el ayuntamiento me han felicitado reiteradas veces…”
Orgullo. O, más bien, un intento de obviar la humillación por falta absoluta de interés.
“Enhorabuena, de verdad, Julia”
“¡Vete a la mierda!”
Espontáneo, fruto del orgullo del ser humano.
“¿Perdón?”
“Nada, gracias. Me voy a la cama…”


X. Alberto y los viajes
Hay viajes de distintos tipos y Alberto lo sabe. Están los viajes de ocio, se conocen como vacaciones. Alberto cree que el último viaje de ocio fue el que hizo con Julia el año pasado.

Alberto y Julia fueron a Zanzíbar. A Alberto no le gustó Zanzíbar; le pareció un falso paraíso. Por narices, debes sentirte obligatoriamente romántico en ese tipo de destino, que, por cierto, ya se ha convertido en todo un estereotipo.

Hay viajes de trabajo. Alberto también los conoce a fondo. Suele aprovecharlos muy bien, Alberto, esos viajes. Son una buena manera de ponerse al día con todo el papeleo pendiente: en el avión, en el hotel, entre reunión y reunión. Los viajes de trabajo también le permiten a Alberto desconectar de los mundanos problemas familiares. Alberto lo siente así. No tiene que dar explicaciones.

Luego hay viajes que no son ni de trabajo ni de ocio. Como el viaje que tuvo que comerse el año pasado, cuando a su padre le dio el infarto. Setecientos quilómetros para volver a ver tíos, primos y demás parientes con los que no tiene ningún tipo de relación a lo largo del año. Porque si hay unos viajes que Alberto no emprende son los de las fiestas familiares. Alberto no viaja en Navidades para estar con sus familiares. Le parece una visita inoportuna, como inoportunas son las felicitaciones. Es una teoría que Alberto quiso aclararle desde el primer momento a Julia. Si Alberto no viaja a ver a su familia, tampoco va a hacer una excepción con la de Julia. Ni las familias de Julia y Alberto son las bienvenidas a Madrid. Los viajes familiares cada uno se los gestiona como quiere y a solas.

En Facebook, todo el mundo habla de sus viajes. Quien ha estado en algún lugar, más o menos exótico, casi siempre bastante vulgar, expone su experiencia, sus fotos, sus sensaciones en su perfil. El jefe de ventas en el Mar Rojo, el director general en Brasil (sin mujer, por cierto, o, por lo menos, no sale en ninguna foto), una de las recepcionistas en el Bierzo con sus sobrinos, y su hijo, Jorge, en Londres.

Jorge ha viajado a Londres. ¿Cuándo? Alberto no sabía que Jorge hubiese estado en Inglaterra. Mira las fechas y descubre que fue el verano pasado, coincidiendo con su viaje a Zanzíbar. ¿Cuánto tiempo estuvo? ¿Por qué estuvo? ¿Por qué Julia no le dijo nada?

Por cierto, Jorge es amigo de su padre. Eso dice Facebook, pero entonces, si tan amigos son, ¿Alberto no sabía nada del viaje de Jorge a Londres?

El viaje de Jorge a Londres se convierte en motivo de investigación para Alberto. El álbum de fotos del viaje a Londres de Jorge está repleto de imágenes en las que Jorge aparece con gente, coetáneos, y está casi siempre sonriendo. George, Alfonso, Ruth, Corrado, Javier, Patri, Silvia, Carmen, Isa, Isra, Antonio, Jimbo, etc. Cuántas chicas, ¿no?

El álbum de fotos se llama Londres 2008. Una foto está etiquetada con “En la Torre”, “De fiesta por Leicester Square”, “La academia”… Jorge estuvo en una academia. Alberto supone que Jorge fue, por lo menos, a aprender inglés. Pero ¿por qué él no sabía nada?

¿Cuál será el siguiente viaje de Jorge? Puede que Facebook ayude a Alberto a estar informado. Busca en el perfil de Jorge, pero no sale nada que pueda aclararle las ideas al respecto. Pero descubre un mensaje cuanto menos peculiar. Bajo el estado “quedada el viernes en 2 de mayo”, un comentario causa en Alberto cierta curiosidad. Laura comenta que “me dijiste que quedaríamos tú y yo solos”. Jorge, claramente en dificultad, contesta que “es el último finde que me queda sin currar”, y Laura contesta, sintética, “por eso”.

No hay viaje, según Alberto, pero hay trabajo. ¿Dónde trabajará Jorge? La conversación muro a muro es ya bastante antigua.


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