jueves, 13 de agosto de 2009

No te rindas (IV)

“¿Cuándo coges vacaciones?”
La pregunta, inesperada.
“¿Perdona?”
Suena a interferencia.
“Podríamos irnos a Francia”
“¿Cuándo las coges tú?”
Empieza la operación…
“¿Yo? En julio”
“Pues yo no puedo hasta agosto”
… la gran retirada.
“Ah… Supongo que no podrás…”
“¿Adelantarlas?”
Ya fuera del cerco.
“No puedo, tenemos que cerrar el trimestre”
“Y ¿si cambio las mías?”
Es evidente. Es una maniobra desesperada.
“¿Puedes?”
Acorralada.
“No, es verdad. En agosto, empezamos la obra…”
Rendición…
“Me gusta Francia…”
Sueños.
“Ve tú, si quieres…”
Ninguneo.

IV. Alberto y la oficina
En la oficina, Alberto es uno de los jefes. Es el director financiero para España y Portugal. Todo lo que tenga que ver con los números de la sucursal pasa por él. De hecho, no depende del director general de España, sino de la central en Múnich.

En la oficina, Alberto tiene a su cargo a ocho personas. Le respetan. Es un jefe justo, poco entrometido, que valora los resultados y la honradez en el trabajo. Es bastante flexible y no escatima en incentivos cuando un subalterno se lo merece. Él protege a las personas a su cargo si éstas tienen razón.

En la oficina, Alberto ha conseguido ahorrar un 23,8% en gastos. España es, posiblemente, la sucursal más rentable, en relación facturación gastos, de Europa. Aunque Alberto considera que la estrategia de marketing y ventas no es la correcta. Se podría hacer mucho más, pero Alberto no cree que tiene derecho a meterse donde no le llaman. Está contento con los resultados de su departamento. Eso es lo que importa.

En la oficina, hay buen ambiente. La gente suele quedar, a veces, a tomar algo. Pero Alberto no se apunta. Le complace mantener una relación estrictamente profesional con sus compañeros de trabajo. Aunque tiene miedo de que la barrera pueda derrumbarse por culpa de algunos cambios.

En la oficina, ha estado el vicepresidente de comunicación y relaciones públicas de la compañía. Ha explicado que va a haber muchos cambios. El mundo está cambiando y la forma de venderse ante ese mundo ya no es la misma. Es la era de la interactividad, de Internet como gran canal de comunicación y que la compañía se va a adaptar. Alberto no sabe muy bien por qué debería adaptarse.

En la oficina, no se habla de otra cosa. La compañía va a entrar en el mundo de la comunicación online, tanto para mejorar su comunicación externa como para fomentar la comunicación interna. Alberto tiene su praxis para comunicarse con su departamento y los demás.

La oficina está en plena ebullición. Todo el mundo habla de red 2.0, de Facebook, de MySpace, de Twitter, de cosas que a Alberto le parecen superfluas.

“Para toda la oficina”, es el asunto del correo electrónico que dirección general acaba de enviar a sus empleados, Alberto incluido. El mail habla claro. La empresa va a desarrollar distintos canales de comunicación con el fin de alcanzar un target superior al actual y fidelizar a sus clientes, a través de una relación más personal y, sobre todo, interactiva, por la que el cliente puede acceder directamente a la empresa. Esto implica el desarrollo e implementación de una estrategia corporativa por la que se va a incentivar la visibilidad y la reputación online, un proceso en el que estarán implicados todos los empleados, independientemente de su cargo o función. Se aconseja a todos los trabajadores empezar a familiarizarse con las herramientas pertinentes, con el fin de que éstas se integren en el día a día del trabajo de oficina, supervisados, por supuesto, por el departamento de comunicación, que establecerá, en breve, un código de buena conducta online. Alberto piensa, “no me enterado de nada”.

La oficina tiene blog. La oficina tiene Facebook. De hecho, todo el mundo en la oficina tiene su Facebook. Alberto sigue sin entender nada.


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No te rindas by Marco Odasso is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-No comercial-Sin obras derivadas 3.0 España License.

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