viernes, 14 de agosto de 2009

No te rindas (V)

V. Alberto y la reputación
Alberto no puede que amoldarse. Pero descubre enseguida que al departamento financiero lo de las redes sociales tampoco es que les afecte mucho. La verdad, lo único a los que les obligan es actualizar su parte de blog interno, para mantener informados a los demás de lo que hace un departamento financiero.

Alberto tiene a ocho personas a su cargo. Por rotación, las ocho pueden encargarse de escribir la paja que les piden. De esta forma, pueden comulgar con los demás y sentirse todos mucho más compañeros.

A Alberto hasta le parece interesante el experimento. “Mira tú por dónde…”, piensa, “podemos explicarle al resto de compañeros por qué somos tan importantes en la empresa”. Se les puede contar qué hacen y cómo.

Alberto decide escribir el primer artículo. Pero se enfrenta al primer obstáculo. Porque, en vez de un artículo, le han dicho que escriba un post… Tarda en entender que es lo mismo. Pues escribe el dichoso post.

Alberto, en su labor didáctica, pormenoriza los detalles del día a día del departamento financiero. Se esmera con tal de que no quede nada fuera. Todo es importante y la gente no lo sabe. Publica.

Alberto no se da cuenta de que la gente hace comentarios por escrito hasta que un subalterno le dice que “estaría bien responder”. ¿Responder el qué? Se pregunta Alberto. A los comentarios, por supuesto.

Los comentarios al post de Alberto no son nada buenos. Le consideran un pesado. Demasiada información para un blog. Alberto no entiende que colegas de menor rango en la jerarquía se puedan permitir el lujo de opinar tan libremente sobre el escrito de un superior. Vale, no directo, pero es siempre un ejecutivo.

Alberto habla con el responsable de comunicación de la oficina española que le explica que, en la red 2.0, no se puede censurar. Por eso, la compañía ha creado un departamento, dentro de comunicación, que se encarga de vigilar y proteger la reputación de la marca. Y eso se aplica también de forma interna. Vamos, un supositorio, piensa Alberto. Pero el responsable de comunicación le da algunos consejos sobre cómo escribir un post (sin tanto detalle, please), y que necesitará vigilar por la reputación de su departamento, respondiendo a las críticas de la mejor forma posible. Esto significa que, si los comentarios tienen razón, pues deberá estudiar formas de mejorar el flujo de trabajo del departamento y hacer públicas dichas mejoras, y, por otro lado, si las críticas fueran injustas, deberá explicar por qué con argumentos.

Alberto se pregunta cómo la reputación de su departamento va a ayudarle a hacer su trabajo. Al no encontrar respuesta, decide que el marrón, está claro, deberá recaer sobre sus subalternos.


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