martes, 15 de septiembre de 2009

Derechos de redactor

Leo una noticia en El Mundo, en la que informa de que Comisiones Obreras pide que los periodistas cobren derechos de autor por sus trabajos, como ocurre en la gran mayoría de los países de la Unión Europea.

Yo, periodista de formación que practicó durante años la profesión, podría estar encantado si se recogiera este derecho en la reforma de la Ley de Propiedad Intelectual. Sin embargo, mi sensación es otra, contraria a dicha reforma, por el sencillo hecho de que mi (aún no olvidada) vocación no casa demasiado con el concepto que aquí se pretende defender.

Mi primera pregunta es: ¿quién gestionaría esos derechos? ¿La SGAE? ¡Dios nos libre! Me niego a pagar el "impuesto revolucionario" a una entidad que considero abusiva en sus prácticas. ¿Las distintas asociaciones de periodistas? ¡Por favor! Cuando, además, para colegiarse parece que no vale con practicar durante años. Por cierto, siempre me alegré de pertenecer a un gremio cuya formación "oficial" la podías conseguir exclusivamente trabajando, por mucho que se intentará, fracasando, imponer una carrera obsoleta desde sus principios. También me siento orgulloso de que la profesión de periodista pueda ejercerse sin tener que pasar por la licenciatura. Porque, al final, lo que cuenta es si sabes contar la información y puedes especializarte según tus conocimientos. Puedes estudiar historia, ciencias políticas, derecho y demás, teniendo presente que tu futuro será el periodismo.

Que exista un conflicto de intereses entre editor y redactor (autor), estamos todos de acuerdo. El editor cobra. Las Agencias cobran. Pero sigo pensando que, a pesar de los intentos prehistóricos de cobrar por los contenidos en un mundo en el que la comunicación de la información, de la cultura, deben estar al alcance de todos, por el sencillo hecho de que esto sí que es un derecho fundamental. Es la ruptura de la barrera del conocimiento. La información es hoy un derecho tanto cuanto la posibilidad de acceder a ella. Porque así es cómo demostramos que hemos evolucionado como sociedad, de cara al elitismo sectario del pasado.

Pero, claro, cuesta tener que afrontar nuevas fórmulas de negocio. Cuesta renunciar al proteccionismo cateto. Cuesta salir del caparazón y enfrentarse a la dura realidad. Cuesta, sobre todo, tener que dar explicaciones: de por qué tu contenido, tu información, no cumplen con las expectativas del público. Mientras no te sustentas exclusivamente de las masas, es más fácil esconderse. Cuando el "mercado" te juzga, no paga y tienes que demostrar que tu creación es un vehículo válido para que la financiación te llegue por otras vías, pues te has quedado sin protección, sin red.

Yo, para los periodistas, prefiero otras fórmulas como el Copyleft o el Creative Commons. Me parecen más acordes con la realidad, y, sobre todo, con la necesidad de que todo el mundo tenga acceso. Propondría garantizar que yo, periodista y autor, conserve la explotación sin fines de lucro de mi información. Que esté informado de cómo se utiliza (y se vende) esa información por parte del editor.

Y, por cierto, Comisiones Obreras podría velar un poquito más por la profesión, asegurándose de que el redactor cobre un sueldo digno. Que los becarios cumplan con sus funciones de becarios y no se les obligue a ejercer como un redactor por la décima parte del sueldo de un redactor. Me parece mucho más importante garantizar el futuro del periodismo a través de condiciones laborales serias que meter a la profesión en la penosa agonía de la gestión de los derechos de autor al más puro estilo del siglo XIX.

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