lunes, 15 de febrero de 2010

Muy buena, sir Álex...

24ª edición de los Premios Goya. Celda 211 que gana ocho estatuillas. Buenafuente que ameniza una gala que, durante años, aburría y aburría y aburría. Álex de la Iglesia, contundente, inaugura su presidencia con un discurso muy potente y que, en realidad, tampoco dice nada, pero, sinceramente, mejor que las pajas mentales de su antecesora (guionista, por cierto).

Fue la fiesta del cine español y, la verdad, este año había que celebrar un ejercicio repleto de éxitos de taquilla. Y fiesta fue, realmente, y sin anuncios, encima (bueno, con pequeños recopilatorios cada equis premios para que los presentes pudieran ir al servicio o echarse un pitillo).

La vi desde mi sofá, con una cervecita bien fresquita y una bolsa de patatas. No tenía palomitas, pero qué más da. Mis crujidos no iban a molestar a nadie en “la sala”… Me entretuvo un principio explosivo de Andreu Buenafuente; me hizo reír, quitándome un poco la suspicacia por una gala que, por lo general, me da mucha pereza.

Celda 211, se decía, fue la triunfadora de la noche y creo que es algo más que merecido, porque es una película de muchas facetas, arriesgada en varios sentidos, que me llenó cuando fui a verla.

También me alegro por Ágora y por Amenábar. Creo que el esfuerzo realizado por producir por 50 y pico millones de euros va recompensado. Hay que echarle “huevos” (perdonad la vulgaridad); mucho mejor que quejarse. Ya, ¿pero cuántos se pueden permitir ese lujo? Pues pocos, pero Celda 211, REC 2, Yo, también, Gordos (y su rodaje por fases) y Planet 51 (la más cara, sí señor), cada una tiene su aquel por el que han sido premiadas por el público.

Ha sido fiesta, decíamos, porque la ocasión lo merecía. Hasta el teatro tragicómico de la reconciliación entre Almodóvar y la Academia tuvo su importancia. Que el icono del cine español no sea académico no tiene que ser excusa. El “carné de socio” se le tiene que dar a pesar de que él lo quiera o no… Pero muy buena, Sir Álex, muy buena…

También me alegré muchísimo por Luis Tosar al que le echo en cara no llamarse Louis Tosingdale… Se llevaría Oscar a mansalva… Me da pena por Antonio de la Torre, pero creo que su premio tan sólo se ha postergado un par de ediciones.

Sinceramente, la gala fue relajante, sin tensiones, sin críticas exacerbadas, sin Ley antidescargas, sin cánones, sin lloriqueos. Así es como tiene que ser. Porque es la única forma de volver a estimular el talento en el cine que marcó un antes y un después, desde los años 80, con su vigor y creatividad, en toda Europa y más allá (estoy de buzz hasta los… chiste totalmente friki que me niego a explicar). Honestamente, las últimas cosechas tampoco eran tan buenas, dicho sea de paso.

Un par de incisos. Un enhorabuena a Mapa Pastor, mejor montaje con Celda 211. Es un premio fetiche para mí, ya que mi padre fue montador (de moviola, of course…).

Y un enhorabuena a mi amigo Pablo, primer ayudante de montaje de Planet 51. El Goya al mejor largometraje de animación es también suyo. Que le sirva para llegar a ser el gran montador que todos sabemos que tiene dentro.

Ahora, a ver qué nos espera para 2010, entre subvenciones y cortes de Internet. Lo importante es que los españoles se vuelvan a enamorar de su cine. Las premisas existen.

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