viernes, 10 de julio de 2009

Vagos y maleantes

Ufff... En los últimos meses, estoy metido en una interminable investigación de mercado. Quiero, en primer lugar, tener una radiografía lo más completa posible de lo que ocurre allí fuera y, luego, ver un poco qué reacción hay por parte de la gente, de los profesionales y de las empresas acerca de las ya no tan nuevas formas de comunicarse, especialmente online.

Hombre, ya que estoy metido hasta las cejas en mi proyecto de empresa que, por fin, ha cuajado en algo muy concreto y que me gusta cada día más, creo que es lo suyo. Pero, que nadie se preocupe, de momento, no voy a marear a nadie con datos o con tecnicismos. Porque éste sigue siendo un blog personal y anárquico, en el que seguiré escribiendo lo que me dé la gana, independientemente de cualquier otra consideración.

Realmente, la excusa para escribir hoy (maldita dislexia, si dejara el post tal y como me sale del teclado, qué de risas...) es que llego a una conclusión muy interesante, a mi modo de ver. Con la comunicación empresarial y corporativa cada vez más presente online, más que nada por una cuestión de supervivencia, se acabó la era de los vagos.

Me explico. Los departamentos de marketing y comunicación se ven en la obligación de trazar planes mucho más intensos, con cadencias diarias en su actuación de cara al mercado. Si la empresa se mete en la era 2.0, con sus blogs, twiteando, sus canales en las redes sociales y un largo etcétera, los responsables de su comunicación no pueden parar ni un momento.

Antes, planificabas el año, en base a distintos criterios, y, en algunos departamentos, la realidad era que se dejarían llevar por el plan, por las directrices corporativas y por el mercado, en base a los productos, sus lanzamientos, índices de ventas, recortes de presupuesto, etc.

Pues a esos vagos (que eran una minoría - ¿o no?), se les acabó el chollo. Y los que aún no se hayan enterado, cuando tengan que adentrarse en la métrica de la reputación corporativa, se enterarán, seguro.

En el fondo, no tiene que significar más trabajo o una amenaza de explotación. Es una manera más lógica de plantear las cosas. Pero, claro, parte importante de la responsabilidad la tendrán los empresarios, los directivos, cuya responsabilidad consiste hoy en aportar todas las herramientas necesarias para que sus profesionales de la comunicación puedan formarse como es debido.

Lo triste (a lo mejor, no tanto) es que los vagos vagos, aquellos que no podrán con su pereza innata, desaparecerán. Surgirán nuevos vagos, pero vagos 2.0. Seguro que se puede ser vago en cualquier era de la historia o en cualquier etapa de la vida, personal y profesional.

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