miércoles, 8 de julio de 2009

Educación... ¡ante todo!

what are word for?Image by Darwin Bell via Flickr



En esta gran aventura en la que me he embarcado (crear una agencia de marketing y comunicación), he podido confirmar una de mis teorías: lo primero es educar al cliente (o potencial cliente). Realmente, estamos hablando de educación (las bases) y formación (el progreso). Pero hay que hacerlo, no queda más remedio.

Vivimos bombardeados por una sociedad de la comunicación que ya no tiene límites. Los mensajes son muchos y, a la vez, confusos. Esto significa que oímos hablar de Internet, de las redes sociales, de cómo todo esto ha cambiado nuestras vidas y nuestra forma de comunicarnos con el exterior.

Bien. Yo digo, la comunicación sigue basándose en el mismo concepto: una necesidad básica para cualquiera (seres humanos, empresas, ideas). La gran diferencia es que hoy, lo quieras o no, los demás comunican por ti, especialmente si eres pasivo a la hora de participar en la transmisión de tu propio (con lo cual, de tu propiedad) mensaje.

Si uno lo piensa detenidamente, la palabra sigue siendo el elemento primario dentro de la comunicación. Es el elemento más pequeño de un organismo multicelular y multimedia. Lo que pasa es que el organismo en sí se ha desarrollado aún más. Hoy puedes hablar, escribir, fotografiar, grabar en vídeo, etc. ¿Qué es lo común para todos estos elementos? Pues la palabra, claro. A lo mejor, ahora la llamamos etiqueta, tag, keyword, etc. Eufemismos para lo mismo: palabras. Es la única forma que tenemos, a lo largo de toda nuestra evolución, por cierto, de discernir un mensaje de otro, una diálogo de otro. Por eso, la comunicación sigue basándose en el uso de la palabra.

Por eso, cuando me planto ante un potencial cliente;, alguien quien, se supone, va a contratarme para comunicarse, tengo la obligación de educarle (por supuesto, no siempre). Tengo que alejarle del concepto equivocado de las perlitas que brillan, de todas esas tentaciones que, estéticamente, serán una maravilla, pero, al fin y al cabo, aportan cero.

Siempre hago la misma pregunta: ¿tú qué quieres comunicar? ¿Qué quieres decirle a los que están allí fuera? Claro está, a veces, no puedo ser tan explícito. Pero a menudo, sí que lo soy. Porque ésa es la base. Da igual lo que hagas, da igual lo que vendas. Siempre tienes que transmitir lo que realmente quieres decir. Más aún hoy en día, que no puedes quedarte sin participar en la conversación global que habla, directamente, ¡de ti!

No me considero ninguna eminencia, lo juro. Pero, tal y como decía hace un par de días, soy un artesano de las palabras y creo que, si no pierdo este rumbo, podré hacer cosas realmente enriquecedoras.
Reblog this post [with Zemanta]

No hay comentarios: