jueves, 16 de octubre de 2008

Goodbye, my friend

Me gustaría poder decirte que me alegro. Me gustaría, de verdad. Tú, que quisiste mofarte de mi dignidad con excusas pueriles, mintiendo descaradamente y saliéndote, en el fondo, con la tuya.

Me gustaría mandarte a tomar por el culo, hoy, 16 de octubre de 2008. Me debería salir del alma, sentirme satisfecho, en un momento dado, porque se te ha caído el castillo de naipes.

Debería poder desahogarme con una ruidosísima pedorreta, de esas típicas de la comedia barriobajera italiana. Tendría que ser divertido exhalar todo mi desprecio hacia ti.

Debería... Me gustaría... Pero no puedo. Pienso en lo que tú has perdido y sólo puedo compadecerte. Tú, que construiste tu proyecto de la nada, que lo mimaste e hiciste crecer. Esfuerzo vano, my friend. Vano, porque aunque hayas salido acolchonado, mucho más que yo, te has quedado sin aquello que fue tu criatura.

El problema, my friend, es que lo perdiste cuando vendiste tu criatura al pez más grande. Pensaste que podrías ascender aún más en la cadena alimenticia, pero no fue así. De hecho, recuerdo tu cara de agobio. A cambio de venderte, te otorgaron un trozo de la tarta, pero no te diste cuenta de que no era para que te lo comieras. Era para que lo vigilaras. Porque no era tuyo.

Así, hoy, 16 de octubre de 2008, te quedaste sin criatura y sin tarta. Con lo cual, sólo me das pena. Te mantuvieron a baño maría y me difamaste. Yo, el día 1 de octubre de 2008, gané un proyecto, de vida y profesional. Tú, hoy, 16 de octubre de 2008, perdiste el tuyo y, con él, dejaste con el culo al aire a quién sabe cuántos más.

Que mi compasión te acompañe, my friend.

No hay comentarios: